domingo, 18 de diciembre de 2016

Fase lunar

Completándome las lunas
que menguan
para que sean
llenas

ladrándole a mi pena
para que
se marche

llenando el
vacío
en mi Gran Cañón.

lunes, 31 de octubre de 2016

De cómo expulsar la nebulosa

Recorrí con tacto suave
unas dunas blanquecinas
que eran párpados
parecían no tener fin
e ignoré la incertidumbre
y el temor a lo desconocido

es extraño conocerte
hablar el mismo idioma
que es el tacto
mas no entender a nadie
serán de otro planeta

He vivido en las vidas que te inventas
y he sabido
que nadie te velaba
la mirada muerta
que nadie calentó tus manos con talento

Recorrí con tacto suave
la geografía de tu cuerpo
utopía en días cálidos
divisando disparos en el corazón
balas en el pecho

restos
de una botella compartida
en un mal sueño
arritmia cardíaca y descosidos
tragándome los nudos de garganta a bocanadas

de cómo expulsar la nebulosa
que sea escribiendo y no
vomitando
aunque sea la misma cosa.

domingo, 2 de octubre de 2016

Mi alimento

Estoy intentando salir de esta basura que consume y que nos ciega, la basura que consumimos, de la que todos formamos parte. Estoy al borde del precipicio pero intento no caer, estoy ante algo que me tienta y lo que debo, la sinestésica* mirada, la bienvenida a la Magdalena de Proust:

Aguanta la respiración, no entiendas nada. Llénalo todo de poemas, y el frigorífico de versos. Ese es tu alimento. Sé la hormiga y no la cigarra, sé grande pero sé humilde. Muere por vivir y por seguir haciendo lo incorrecto, que es lo mismo. Escribe, escribe, escribe, (aunque sea un punto). Ese es tu lema. Ese es tu alimento. Recuerda que la sala de meditación está en uno mismo, que no hay mejor yoga que el que se hace fuera de la esterilla. Si algo no te gusta, échale ketchup. Ese es tu alimento. Sigue brillando más que mil atardeceres, porque ''eres la reina, siempre reinarás''. Vuelve a ser tú y nunca te marches, con los cuatro pies en el suelo y el corazón en el cielo. Ese es tu lema. El intercambio psíquico, la gente que te llena, recuperarla y nunca perderla. Ese es tu alimento. Encuentra tu equilibrio allá donde se encuentre. Si las dudas te limitan, duda. Duda, duda, duda. Y luego tira el dado hasta que salga siete. Sé que te sientes cansada pero, ¡No estás cansada! Ese es tu lema, ese es tu alimento. Si no sabes qué escribir, simplemente escribe. Si no sabes cómo vivir, simplemente vive.

*(συν- «junto» - αἰσθησία «sensación»)
Sinestesia: atribución de una sensación a un sentido que no le corresponde.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Más viva

No sé como describir el miedo que pasé cuando desperté del desmayo y minutos después tenía las manos y las piernas rígidas y frías como el hielo, mucho más que de costumbre. La mitad de la cara me temblaba en una especie de tic nervioso y la otra mitad no podía sentirla. Siempre tiendo a dramatizar pero esta vez no es así. Creía que algo muy malo me estaba pasando, que esta vez iba en serio, y así fue. De este susto y de los problemas que me llevaron a él he aprendido mucho, entre otras cosas, la importancia de mi actitud ante la vida y sus dramas. Un "no puedes seguir así" de alguien importante bastó para cambiarlo todo.

He trabajado mucho en mi estos meses, en estar en silencio (I'm in silence), en encontrar el por qué me ha pasado esto y lo otro y mi conclusión es que no siempre hay un porqué para estas cosas, no siempre la vida trata de enseñar, pero de todo puede uno aprender. 

Y cambiar el enfoque no es fácil, pero se acaba logrando, se acaba viendo todo de otro modo. "Eche veinte centavos en la ranura si quiere ver la vida de color de rosa". Hay que aceptar lo que te viene dado porque pelear con la realidad nunca ha sido buena idea, luchar contra las circunstancias es como dar golpes a una pared, al final uno acaba dañado. Esta vez la lección ha sido dura, pero no deja de ser merecida. Me dije: "Debo QUIERO cuidarme por encima de todo porque ni mis estudios, ni mis relaciones, ni nada en mi vida tiene futuro si yo no estoy sana y feliz". Por ello cambié mi alimentación y mis hábitos, (aunque sin renunciar a las patatas fritas y a la Coca- cola), y sobretodo volví a hacer cosas que me gustan, a tener claras mis metas y a pintarme los labios de color rojo. Parece simple y banal. Os aseguro que para mi fue un mundo. No se puede comprender un proceso espiritual mediante un razonamiento terrenal, pero ahora, habiendo ganado 5 kilos y con una gran sonrisa, sé que todo impulsa, que todo ayuda.

Y no, no me he tragado un libro de autoayuda ni pretendo ser un ejemplo, pero escribo de lo que sé, y de miedos sé bastante.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Máquinas y café descafeinado.

Me es complicado escribir estas líneas, hacerlo después de tanto tiempo, porque ¿qué cojones estoy haciendo? ¿A quién coño le importa mi vida? ¿Quién va a leerme si no es para regocijarse como un cerdo sobre mi mal? ¿Estoy perdiendo mi tiempo soltando mis verdades en el mundo del píxel? Esta situación es ridícula, grotesca, estrafalaria. ¿Qué nos pasa, señores? Me resulta surrealista como podemos llegar a perder nuestro tiempo, como lo tiramos a la basura, siendo éste lo más valioso que poseemos, usándolo en autodestruirnos, en relaciones vacías, en quejarnos y derrumbarnos, en criticar. ¿Qué estamos haciendo? ¿Eres feliz o estás en una relación? ¿Qué somos? Máquinas expendedoras de sentimientos falsos, chismorreo y superficialidad.


Mira de frente lo que tienes, analiza tu vida, coge de una vez las riendas de tu historia, y que nadie te diga cómo ni qué. ¿Por qué no en vez de poner un parche enmendamos la raíz?


Me es complicado hacerlo después de tanto tiempo relegada, no siendo un cero pero creyéndomelo, bajando la mirada ante un ser que creía divino y perfecto y que no era sino un tufo dañino y nocivo, carente de humanidad o empatía alguna. Ilusa. Un tiempo acumulando malestar, desasosiego y negatividad. Un tiempo tras apostar más por otro amor que por el mío propio. Engañada. Y como yo sé que hay miles, lo sé. Por eso, señores, ¿qué estamos haciendo? ¿Qué necesidad hay de perder del tiempo y consecuentemente, de hacerlo perder? ¿Qué necesidad hay de romper al otro? ¿No nos cansamos de abrazar sin ganas, de follar sin ganas, de vivir sin ganas? ¿Nos da miedo quedarnos solos y por eso nos conformamos con una vida descafeinada?


Cuando la Necesidad pasa a segundo plano entonces comprendes ciertas cosas como que la mayoría del tiempo la Necesidad no existe.


Señores, sean felices, huyan de la Necesidad, amen a mentes sanas, vayan más allá y a otra cosa mariposa.

jueves, 21 de julio de 2016

El título es su nombre

Hay cosas
que aún no me he atrevido a preguntarle
como si quiere pasear conmigo
por una playa amaneciendo
o vivir en los volantes de mi falda un par
de noches
deseando que sean
miles

preguntarle si conoce usted las guías
de cómo ser normal
o de cómo vivir
en general
para poder acabar con ellas
para romperlas

preguntarle si cree usted en
Dios
en el destino
en el karma
en la vida extraterrestre

preguntarle si
por casualidad cree usted
en la casualidad
si es más de impresionismo o
de modernismo

si le gusta llenarse la piel de
sal de mar
o el corazón de aire puro
si es más de mirar por la ventanilla en el trayecto
o de quedarse dormido

en definitiva, señor
quiero crear con usted
cualquier forma de arte
quizá la más obvia sea
la más compleja
quizá la más compleja
sea la más obvia

pero aún...
aún no me he atrevido a
preguntarle.

sábado, 4 de junio de 2016

Ducados

Mi abuelo olía a Ducados, a Ducados y a esa colonia de señor mayor que todos los señores mayores usan, y tenía gesto serio, un bigote muy especial y el pelo negro azabache sin una sola cana. Cuando era pequeña íbamos todos los domingos a comer a la casa de la huerta en su Ford Fiesta blanco, siempre fumabas conduciendo y la abuela, que entonces tenía el pelo larguísimo como una hippie de los setenta se quejaba de que nunca ponías el intermitente. Lo recuerdo como si fuera ayer, los domingos eran un ritual, nuestro ritual. De camino parabas a tomar café y siempre me dabas las vueltas y me decías que no se lo dijese a nadie, pero estaba tan contenta que siempre se me escapaba. Y me hablabas de naturaleza, de tus travesuras de pequeño que a mi me parecían locuras, de la mili y de fútbol, aunque yo no entendiera nada. Sigue sin gustarme el fútbol pero los veranos en aquel sofá con los mosquitos picándonos y el fútbol de fondo... eso no lo cambiaría por nada del mundo.

-Pero a ver, ¿tú de qué equipo eres?
-Abuelo, yo soy del que gane, ¿vale?

Siempre eras el primero en felicitarme el día de mi cumpleaños, el primero que se acordaba, porque noviembre era nuestro mes, es nuestro mes. Todavía no concibo que no seas tú el que me abre la puerta cuando llego a casa, todavía espero que vuelvas, como si siguiera siendo una niña pequeña que quiere seguir escuchando tus historias.

Esta noche he soñado contigo, como tantas otras noches. Cuando más lo necesito siempre sueño que me abrazas y es tan real que puedo sentir tu calor, como en nuestro último abrazo. He encendido la luz, no eras tú. Pero eso no importa, abuelo, porque no importa que no pueda verte si puedo sentirte, porque nunca voy a olvidarme de todo esto, porque siempre vas a estar conmigo, sé que estás ahí, cuando fallo y cuando lo consigo.

Tu quiricona. 
Tu saltarina.
Tu mariquilla.

martes, 31 de mayo de 2016

A las once o a las mil

Que sí, claro que por dentro eras 
de colores
por eso la suma de todos 
da negro

que la tormenta siempre llega
y te salva
quizá porque llena 
el pozo
y convierte en verde
lo que ya es
verde

salva como salvaban las pizzas
a deshoras
como yo en pijama 
y tu en camisa 

a las once o a las mil
da igual

Querías abrazarla 
y la hiciste llorar
a sus ojos
más campo que los 
tuyos
más reales
menos rabia.


¿y tú por qué lloras?
porque no me gusta verte llorar
sé que duele María
sé que duele

Ahora... ahora nadie va a venir a salvarte
a salvarnos.


martes, 24 de mayo de 2016

Reflejos

Me gustan los espejos antiguos porque cuentan historias.
 
Se han reflejado en ellos tantas cosas... en ellos simplemente el reflejo te hace protagonista de la película que tú quieras montarte. El drama del rímel corrido después de llorar, o por el sexo matutino tras una noche eterna. Los mira qué guapos estamos y cuánto nos queremos. Vaya mierda absurda.
 
O la vela que se apaga de repente, lo que se escribe por el vaho tras una ducha caliente, las salpicaduras del agua necesaria en la cara por la ola de calor, el carmín con forma de mis labios en estampa, hablarle de ti como si fuera la viuda de un héroe de guerra.
 
El pacto con el diablo a la hora maldita, las llamadas sin respuesta a las tres... a las cuatro... a las cinco. Tú en ropa interior. Tú sin ropa. Tú. Contemplar tu imperfección perfecta, sentir tus latidos a través del reflejo, como la onda transversal que crea el arrojar una piedra a un estanque.
 
Sentirte tras el reflejo, en mis venas.
Mirarte con fuerza.
Hacerme daño en los ojos.
Romper el espejo.
Romperme.
Romperte.
 
Me gustan los espejos nuevos porque no cuentan historias.
 
 
De la imaginación y sus límites perversos.

martes, 17 de mayo de 2016

No voy a escribirte.

No voy a escribirte.
No.
Aunque me obliguen
No voy a hacerlo
No voy a ser tu Ruby Sparks
No vamos a ser el óleo
que todo el mundo mira
que todo el mundo maldice
no poder oler
No vamos a ser una noche en el museo
una noche en su reflejo
No vamos a perdernos
en Viena
ni a ganarnos
No vamos a ser kamikazes
con Miss Caffeina a 120
No vamos a pedir dinero en la estación
como María
No vamos a domir en casa
del poeta
del rayo que no cesa
No
No voy a escribirte
¿no lo ves?

Madrid y un cuaderno.

Está lloviendo. Está lloviendo como la última vez que me fui. Sí, estaba lloviendo la última vez y no llevábamos paraguas, ni capuchas, pisábamos charcos, nos mojaban los coches y nos refugiamos en la tienda de souvenirs del Museo Reina Sofía. Recuerdo que me regalaste una postal de Allan Poe. Y ahora llueve y no estamos. Y podría llover vino y no agua, y que las ratas salieran borrachas de las alcantarillas cantándome que sonría, por favor, como en esa película que me encanta. Está lloviendo y no sé dónde voy, porque yo a Madrid fui a perderme (que no a buscarte, gilipollas).
 
Consigo llegar a una cafetería. La mesa en la que estoy sentada da a una gran ventana desde la que puedo ver la Calle Alcalá y el Retiro de fondo. La camarera me trae un café, la veo venir desde lo lejos. "No, por favor, no" voy pensando mientras la veo acercarse a toda velocidad. "Lo va a tirar, lo va a tirar. No, por favor". Finalmente, y como preveía, el café se ha desbordado y ha inundado el plato. Odio-cuando-pasa-esto.

-Aquí tienes tu café- me dice sin mirarme. Y casi que mejor porque yo la miro con la cara con la que un asesino en serie miraría a su próxima víctima. Son of a bitch.

No pasa nada, no pasa nada. Relájate. Que tu has venido aquí a buscar inspiración. Pásate a la vida contemplativa. Buscar inspiración nunca tiene buen fin, porque "la inspiración existe pero tiene que encontrarte trabajando" como dice una frase de Picasso. Vamos, que es como el cartero pesado que llama a la puerta justo cuando te estás duchando para que firmes la entrega de un paquete. Pero estamos en Madrid, aquí la gente va a los bares a escribir, que lo he visto yo.

Llevo un cuaderno negro que me regalaron este verano. La verdad es que me hizo mucha ilusión que me lo regalase, en esa época llevaba mucho sin escribir, a veces pensaba que ya nunca iba a retomarlo, pero eso no se lo decía a nadie. Empecé a escribir, sentía necesidad de llenar el cuaderno negro solo porque él me lo había regalado. Pero la verdad es que, no sé si por mi falsa felicidad o porque era un chupóptero de inspiración, sólo escribí unas cuantas páginas y lo volví a guardar en el primer cajón. Ahí estuvo hasta que me dejó, y lo cierto es que ahora lo uso para todo. Me lo imagino algún día, dentro de muchos años, fumando en pipa y leyendo su desastre con admiración. 

Creo que el desamor es peor que una enfermedad, lo peor de todo es despertarse. Te despiertas y sientes un cuchillazo en el corazón. Así, tal cual, sin eufemismos. Es doloroso como el nacimiento de Frankenstein. Las mañanas son imposibles, las tardes duras, las noches fáciles (si hay cerveza de por medio). Y si al desamor le sumas la desilusión, lo tienes todo, papi. La desilusión es como una fiesta de disfraces en la que nadie te avisa que tienes que disfrazarte, como siempre pasa en las pelis americanas. A veces no es oro todo lo que reluce, a veces no es ni bronce. Pero esa es otra historia, que da para muchas historias. Y yo no he venido aquí a hablar del Huracán, ni a buscarlo. Estamos en Madrid.

No deja de llover y yo sin mojarme. No deja de llover en Madrid para ti también, aunque no estemos, aunque no estés. No ha parado desde que nos desconocimos. Llueve ahí fuera y nadie se preocupa de que, da igual lo que haga, cada segundo que pasa vivo es un paso que le acerca a morir.
 
Y ahí estoy, absorta, pensando en la historia del puto cuaderno, en la lluvia, en la vida, en Madrid, en ti. Y entonces PASA. Y yo simplemente no puedo creer lo que acaba de pasar y supongo que se me queda cara de gilipollas.
 
Y quizá no es Holden, quizá no. Pero es mi Holden de zapatos impecables.
 
Esto no puedo contároslo, pero sí que horas después estoy deambulando por Madrid, con sonrisa de oreja a oreja, la adrenalina saliéndome por todas partes y haciendo compras compulsivas para intentar dejar de pensar en lo-que-acaba-de-pasar. De vez en cuando se me escapa una carcajada, que es lo que me pasa cuando estoy muy nerviosa. Como cuando el profesor de la autoescuela me hace salir a la autovía y a 90 km/h (que a mi me parece superar la barrera del sonido), lo único que se me ocurre hacer es reírme como una loca. Menos mal que ya casi somos amigos, tenemos un acuerdo no escrito por el que él no me pone Alejandro Sanz en el coche, ni me lleva a tu pueblo, y yo... yo a cambio intento no reírme.
 
¿Sabes? No ha parado de llover desde que me fui, y ahora que me he ido sigue lloviendo.
 
 
 
 

viernes, 29 de abril de 2016

Eléctrica

Tengo que dejar constancia de algo: llevo dos días sin dejar de pensar en unos ojos que son verdes de verdad, y en una sonrisa que es sincera de verdad, y muy real. Llevo dos días con el corazón latiendo muy fuerte, y no es de miedo. El otro día leí por ahí que fijarse en lo inesperado es el inicio de muchas vidas, pero yo ya lo sabía.

La vida a veces, es como tirar sólo un dado y pretender que salga siete... lo bueno es que a veces sale siete. Lo bueno es que a veces te sorprende cuando ya nada puede hacerlo. Hace dos días comprendí lo que no pude comprender tiempo atrás, me sorprendí al saber que yo todavía era eléctrica, que lo que me faltaba era un enchufe. 

En cuanto al Huracán, ya no sería capaz de mover ni la hoja de un árbol. Me da pena lo que me cuentan, lo que le han visto hacer, lo que ahora pretende destrozar. Sus ojos están tristes incluso cuando sonríe y ya no hay valores que me gusten girando ahí dentro. Me dijo que una vida sin mi sería la peor de las vidas, y espero por su bien, que falle su pronóstico.

Tenía que dejar constancia de esto, porque la importancia, a lo importante.

viernes, 22 de abril de 2016

Trópico

A veces me sonríen, y no eres tú, y yo simplemente no puedo concebirlo. Llego a casa llorando, me rompo las medias como hace tiempo no hacía, con besos de labios que no saben a nada, escucho Trópico hasta morir, y creo, como Lizzy Grant, que es Marilyn mi madre, Elvis mi padre y Jesús mi mejor amigo. Y por eso le rezo desde que te fuiste, convencida de que al menos en eso dijeras la verdad, convencida de que sirve, convencida de que eres felíz. Y lloro, y me siento libre, como un astronauta pisando Marte, pero a medias, porque no puedo perdonarte esto, no puedo, aunque a ti no te importe. Y me siento sola... exactamente igual de sola que me hacías sentir cuando sí estabas.


miércoles, 20 de abril de 2016

San Francisco

Dónde está la paz
que me dabas
que ya no me causa nada
que ya no es luz en la noche
sino agonía constante
desvelo nocturno

Ya no quiero escribirte
ni tu vuelta a San Francisco
qué libertad tan plena
qué retorno a mi mundo
qué universo tan lleno.


He vuelto. Y espero quedarme.