domingo, 23 de noviembre de 2014

En mi camino aún hay piedras.

Por si te lo preguntas, porque siempre me lees y siempre me has leído, todo está bien, a veces leo las cosas que te escribía cuando llegó la serendipia, creo que nunca he escrito nada tan cierto, ni tan cursi, siempre paso por la calle del gato negro por si algún día me devuelve la suerte, porque ya no gano concursos, pero como en el anuncio de la lotería, a veces te toca sin jugar. La semana que viene cumplo los veinte, ¿qué mierda es ésta de dejar de ser teen?, de los diecinueve me llevo muchas cosas si me siento a pensarlo, he aprendido bastante, ya sabes, de lo que quiero y de lo que no, aunque espero equivocarme mucho a los veinte. Todavía no sé conducir, sigo manejando las verdades a mi manera, me sigo poniendo histérica en los exámenes y sigo odiando estudiar Derecho civil, me sigue gustando el té, dar besos en la nariz y me vuelvo loca de emoción cuando veo una tortuga, sigo bajando la mirada cuando algo me da vergüenza y me siguen temblando las rodillas, sigo soñando con viajar a África y ponerle a mis futuros hijos los nombres que no te gustan, sigo derramando cervezas, yendo al mismo bar y en mi camino siguen habiendo piedras, de las que no ibas a cansarte, fíjate tú, sigo teniendo idas de olla, como siempre, y me la sigo comiendo como siempre, la olla. No consigo tomarme las cosas con calma, y juro que no es por el exceso de cafeína. Creo que me rindo, ya sabes, tengo alergia a los cambios, que me aguanten así. Tú también me aguantaste mucho, gracias, supongo. Por suponer que no falte. Y por soñar menos. Lo único que ha cambiado es que ya no te quiero, que ya no quiero que vuelvas, que ya no tengo miedo a sentir, y que conseguí borrar tu número de teléfono y dejar de entrar a tus redes, todo un logro, un logro que flipas. El logro. A veces me hablan de ti, del que eres ahora, yo solo guardo silencio, porque para qué opinar de lo que no conoces, y si me preguntan por ti, por el que un día fuiste, sólo sonrío, pero tú no sabes lo que eso significa. Y me dan la razón como a una loca, que cuando estás jodida sienta de puta madre. Qué sabrán ellos, qué sabrán.