jueves, 14 de agosto de 2014

MQNN

Otra vez tengo las manos llenas de tinta, y vuelvo a oler a Chanel como en los días tristes, y grises. Las ganas de fumar por si se cumple eso que afirma la cajetilla, quizá. Manos llenas de tinta, pero nunca nada que decir. Que nadie entienda la historia, la nuestra. Ya no reconozco tus labios si no tienen marcas de mi carmín, ya no los conozco, ni se qué es esa sonrisa triste que muestra tu cara. Los “si a ti te faltan huevos, a mi me sobran”, las veces que le he gritado a papá que no era verdad, que si que me quería, los tequilas in memoriam, el beber hasta morir, pero todos tienen cara de besar mal, los "¿qué es RR?", el reloj al que le he quitado la pila, la duda y la indiferencia, el "tu no sabes que yo sé..." los “otro vendrá” y los “que no, hostia, que no quiero a otro”. Jugar con fuego y quemarte, estamparte en el tren de vuelta, el punto y aparte, nunca final. 
Vida, puede que no te entienda, puta.