sábado, 30 de noviembre de 2013

Sobre las nubes.

Pisando las nubes de nuevo, siendo esta vez más yo, quizá con algo más de abrigo, ay... bendito Noviembre. No he cambiado tanto desde la última vez... con miles de dudas en la cabeza; pero ahora tengo miles de dudas en la cabeza y una cerveza en la mano, e igual ya no me pinto la sonrisa tan alegre. Como siempre, un miedo terrible al cambio inevitable, que a la vez busco e intento esquivar, en vano, como una bala. No es extraño verme jugando al tira y afloja de la vida, ni limpiándome los restos de sus huellas, las que yo dejé en forma de arañazos porque a veces no se me da bien eso de andar de puntillas en los corazones. ¿Y qué? No soy la primera ni la única persona con el corazón pisoteado... y soy culpable por no concebir la vida sin casualidades, por dar todo desde el minuto cero hasta que el último granito de arena del reloj se pierde entre otros muchos, siendo uno más, uno cualquiera, por odiar al mundo cuando lo que odio es su mierda de gente, por vivir siempre como una equilibrista con tacón de aguja, rozando el abismo, y  no me digáis que no es bonito caer a veces y sentarse en el suelo. Por vivir, que no es sólo respirar.
Sin embargo, no es la voz de la experiencia precisamente la que os habla, si no la de "eh, me he pasado miles de noches llorando muerta de pánico". Cómo me gusta el drama, sólo muerta de rabia, pero se me da de puta madre eso de camuflar sentimientos.

He vuelto para pisar las nubes con diecinueve, con miles de dudas en la cabeza, una cerveza muy fría en la mano y mi carmín en su cuello que a ratos se atreve a pintarme la sonrisa más alegre. Que a ver, yo no sé nada de la vida, sólo sé que a veces me siento con el corazón más rojo y virgen de todos.

Y mira, tampoco soy la primera ni la única alma enloquecida...




miércoles, 13 de noviembre de 2013

Stand by.

De rímel en la almohada,
de ilusiones más torcidas
que Los relojes blandos de Dalí,
de sonrisas vacías,
como el corazón del mundo.

De los probables latidos

que no existan
por algo más
que por inercia.

De ti,

de mi,
inexistentes,
como una flor deshojada,
como una mariposa sin alas.

Sin magia,

sin vuelo,
sin polvo de hadas.

De un carmín intacto,

de un corazón sin tacto,
difícil de llenar
esta hoja en blanco.


“Empezó con un sillón”,

diría aquella película.

Y ahora                        stand by.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Tenía razón.

Sí, la tenía y no sabes cuánto ni de qué manera me fastidia tenerla porque desde el primer momento supe que nunca olvidaría esa cara. Más de mil voces me han llamado insensata, que desista dicen, que lo deje, que "te lo dije". Evadirnos y huir, a todos se nos da bien... a mi no me importa que vuestro conformismo roce la vergüenza ajena. Que me da igual estamparme, que quiero comprarle un billete de vuelta.

No sé qué se me ha perdido ni dónde, pero quiero buscarlo.