lunes, 25 de febrero de 2013

Orgasmo de ángeles.

Cansada de comenzar por el final, o de empezar la casa por el tejado como diría Fito, empezaré esta vez por el principio. Todos hemos sufrido este momento, el de echar la vista atrás. Éste es el mío. Empecé con este blog en el dos mil nueve, aunque ya escribía mucho antes. Eso sí, sin saber ni lo que era una estrofa, puede que incluso sin saber usar correctamente una coma. Y puede que quizás aún no haya aprendido.
Siempre me han dicho que escribo bien, no sé si es cierto, realmente no es algo a lo que le de mayor importancia. Escribo porque me siento bien, porque me sienta bien. No pretendo complacer a nadie, sino a mi misma, porque este blog es quizás lo único de lo que me siento plenamente orgullosa. La razón de por qué os cuento esto es que hace unos días me dijeron que quizás pudiera dar más de mi, que todo el rollo sensiblero que despertaba estaba genial, pero que igual debería aventurarme a hacer cambios a algo que satisfaga un poco más mi ánimo lingüístico. ¿Y qué sabrán ellos de lo que me satisface lingüísticamente hablando?.
Cualquiera que me conozca un poco sabe que no me dejo guiar por consejos ajenos por lo que mi respuesta fue algo así como que yo siempre he sido más emocional que racional. Y no sé. Si me ha ido bien para qué cambiar. No pretendo hacerlo, los cambios han surgido solos desde ese dos mil nueve, porque he aprendido, y porque he vivido, y porque he sentido.
Hablar de sentimientos siempre ha sido lo mío. Prefiero sentir. Prefiero vivir.
Porque escribir me da la vida,
porque me gusta sentirme la hija de las letras,
letras que todas ellas forman un orgasmo de ángeles,
al que si quieres, para ser más racional,
puedes llamar
poesía.

sábado, 23 de febrero de 2013

¿Fumas?

No sé que hacer con tus ausencias. Supongo que no puedo, ni debo, y en realidad, ni quiero pedirte nada. Pero aquel día en aquella estación yo no quería que te fueras. Y si te dejé hacerlo fue porque prometimos volver a vernos. No nos vimos. Al menos, no a solas. No en aquella estación. Y mira que han pasado personas por allí desde aquel cálido agosto.
Algunas noches existes demasiado fuerte en mi, no sé que tienes, pero me vuelves loca. No fumo, pero a veces me apetece un piti desde aquel día. Que sabe a suspiros, a besos robados, a estaciones de tren, a ilusiones rotas y un poco a ron, nunca la nicotina había dado para tanto. Pero que yo no fumo, eh. Es sólo que por ti, por ti me fumo hasta los versos.

jueves, 21 de febrero de 2013

Carta a mi ric-ric.

Querida mente, conciencia, cerebro, voz interior, Pepito Grillo, quién-quiera-que-seas escribo estas líneas para decirte que eres lo más tramposo que he conocido nunca.
A pesar de ello, sabes como jugar tus cartas, porque aquí me tienes, dieciocho años conviviendo contigo. Qué más da que no quiera saltar, si cuando me vengo a dar cuenta ya estoy en el suelo por tu culpa. Qué más da que no quiera pensar en él si luego a todas las canciones les pones su nombre. Qué más da si no quiero entrar en su cama, si cuando me voy a dar cuenta ya estoy en ropa interior.
Qué más da todo, si al final siempre haces lo que te da la real gana.
Irremediablemente, y sobretodo a base de fuerza, he conseguido llevarme bien contigo, aunque tu mejor que nadie sabes lo que pienso de las amistades forzadas. Son como un dibujo hecho con carboncillo, a cualquier mínimo roce se difuminan.
Pero basta de reproches, quien-quiera-que-seas, que a veces muy pocas también tienes cosas buenas, al fin y al cabo, eres todo lo que tengo. Quien me quiere y me odia al mismo tiempo. Mi Mal y mi Bien. Mi ric-ric. Quien mejor me conoce. Gracias por dejarme parecer una niña tonta pero ponerme en mi sitio cuando me desvío, por no dejarme apartarme ni un centímetro de mi camino, porque cuando quieres, sabes muy bien lo que me conviene, gracias por no dejar que mi cabeza sea una botella sin mensaje, y aunque ilegible, lo tenga.
Gracias, Marie.

viernes, 8 de febrero de 2013

Mi nombre acariciando tus amígdalas.

Me regalas inspiración con tus miradas. Me das la vida con cada "nena" que sale de tu boca. Y creo morir con cada roce de tu cuerpo o con cada llamada borracho. Me muero de ganas de encontrarte deambulando cerca de casa, que me llames y me digas con voz rota y entrecortada: "Nena, no aguanto este frío, hazme hueco en tu cama" a lo que yo conteste que mejor antes un chupito de Jack Daniel's. Un mal trago. El mal trago. El inconfundible tío Jack no es esta noche tu mejor plan pero Marie siempre está dispuesta a ser el mejor trago. Juega conmigo en el lavabo con tu música de fondo. Llámame nena, pero nunca me bailes el agua. Camisa rota,"me sales caro, chaval". Qué mas da. Carmín rojo en tu cuello y hasta en tu ombligo. Susurra mi nombre, que hace ya tiempo que no acaricia tus amígdalas.